viernes, 28 de marzo de 2014

Coralia en Hungría, día 7

Coralia
European Grand Prix 2014
24 de marzo de 2014
Día 7





Un día para ver a Budapest.  Era imposible ver una gran ciudad en un día, pero valía la pena intentarlo.  Por eso nos propusimos levantarnos a las 6 am, desayunar a las 6:30 y salir a las 7:15 del hotel.  Decidimos comprar un recorrido guiado de 5000 florines y caminar por la ciudad.  La temperatura bajó enormemente, aunque el sol brillaba por momentos, aún así nos lanzamos a las calles de Budapest. 

Nuestra primera parada fue la Catedral de San Esteban, una hermosa estructura que se considera como uno de los edificios más altos de Budapest y cuya fachada principal  mira hacia el río Danubio. Inspirados por la estructura de estilo neoclásico y a su maravillosa acústica, la directora de Coralia, le inspiró cantar unas cuantas piezas en la Basílica de San Esteban por lo que pedimos la autorización requerida y nos fue concedida.  Los turistas se acercaban, no solamente para ver la iglesia, sino para escuchar las hermosas voces de Coralia.  Fue maravilloso.   De allí partimos a tomar el autobús que nos llevaba por toda la ciudad.

Nos detuvimos en el Museo Liszt.  En un recorrido guíado, la Dra. Zsuzsanna Domokos, directora del Museo, nos explicaba en detalle la vida de Franz Liszt, compositor húngaro del siglo 19.  Cuando se enteró que entre sus turistas estaba Coralia, les invitó a cantar una pieza en una pequeña sala con un escenario y una acústica maravillosa.  Todos los presentes quedaron bien complacidos con esta intervención no planificada.  La Dra. Domokos invitó a la Prof. Carmen Acevedo y a Coralia para un concierto en dicho espacio.

Continuamos con nuestra caminata por la ciudad.  El clima seguía más frío, pero no impedía nuestro deseo de seguir conociendo a Budapest.  Tomamos nuevamente el autobús que nos llevaba a una magnífica plaza que contenía las letras grandes de Budapest.   Allí nos retratamos todos.  El hambre nos apretaba un poco y nos fuimos a comer. Luego nos dividimos en grupos y seguimos caminando y visitando a Budapest: desde un barco que nos paseaba por el río Danubio hasta una casa de juegos.

Ya estaba anocheciendo y se acercaba la hora de cenar y de despedirnos de la ciudad de Budapest. A preparar las maletas, el autobús nos venía a recoger al otro día a las 9:30 de la mañana para regresar a Puerto Rico. Nos esperaba un viaje de dos días, pero ya el calor de nuestra Isla, y sobre todo el de nuestras respectivas familias, nos alegraba la agonía del viaje de tres aviones.  Se compartió en familia, nos organizamos como familia y representamos a nuestra Universidad de Puerto Rico y a nuestro país como familia.  Fue un excelente trabajo que trajo frutos de internacionalización al Recinto de Río Piedras y a nuestro Puerto Rico.

José A. Robledo-González, MIS, CAS
Documentalista 










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